Barrio Mecánico de San Diego
lunes, 23 de junio de 2014
martes, 3 de junio de 2014
¿Cómo es hoy, 10 de Julio?
Los repuestos de automóviles y el arreglo de
estos in situ son la esencia de la calle 10 de Julio y sus alrededores. Es por
lo mismo que no hay ninguna calle en Santiago que se le asemeje ni en lo más
mínimo. Se extiende desde Av. Manuel Rodríguez hasta su símil en Vicuña
Mackenna, dentro de las cuales no hay ni un solo lugar que no exista un local
de ventas dedicado al mundo automotriz. El mundo en 10 de julio no para nunca y
esto sí que lo saben los vendedores ambulantes que siempre están al acecho de
alguna persona que necesite de sus productos. La calle se trasforma en su
verdadero local de ventas. Los talleres mecánicos, los hombres con overoles
caminando de un lado a otro, interminables risas y la radio Corazón que suena a
todo volumen especialmente cuando tocan reggaetón y cumbia, son imágenes
características y habituales del barrio.
Los locales que se encuentran en el barrio son
de pequeño tamaño y considerando el volumen impotentes de varios repuestos de
automóviles, este espacio se ve reducido más aún, es por lo mismo que no es
nada de raro ver a los vendedores trabajando codo a codo con los mencionados
ambulantes que captan a los automovilistas en medio de la calle, con productos
de dudosa reputación. A simple vista se observa que ese es el único recurso que
tienen para salvar sus pequeños negocios de los cuales a algunos puede pasar
horas y nadie entra a visitarlos, algo que preocupa de sobremanera a los dueños
de estos locales. El gran porcentaje de la comunidad de 10 de julio bordea los
50 años, y ya llevan varias décadas de
su vida en este rubro, el cual ha pasado
de generación en generación. Sus días los
pasan entre repuestos, ventas,
mecánicos y todo esto adornados por
varios calendarios de la Bomba4 del
diario popular en las paredes de los talleres.
Dentro de toda esta loca carrera por vender
focos, vidrios y neumáticos está el quiosco de la señora Luisa. 60 y tantos
años y el cansancio en su cara cobra un rol principal. En su pequeño local
existe de todo que tenga que ver con la lectura, pero las revistas dedicadas al
rubro automotriz y el diario La Cuarta,
son los más cotizados por los clientes habituales.
Su
cuerpo ya está agotado y se nota en el tazón de hierbas que toma
insaciablemente, según ella para el ánimo. El nivel de adrenalina y de ruido
que se vive constantemente en 10 de julio no es algo que le guste. Usa tapones
en sus oídos por mientras a un costado de ella, un auto con la canción “La
niña” del grupo de bachata Aventura suena fuerte. “Llevo muchos años aquí, y creo
que este ambiente automotriz ya me está cansando, por mi salud debo parar”,
dice.
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